Juego de Estrellas: lo más espectacular
Ciudad de México (Horacio Ibarra) 26 de mayo.- El nacimiento de los Juegos de Estrellas de la Liga Mexicana de Beisbol en la campaña de 1939 no podía haber tenido un mejor comienzo al escenificarse un gran duelo de pitcheo entre las Estrellas de Manuel Oliveros y las de Ernesto Carmona en el desaparecido parque Delta de la ciudad de México.
El jonrón de Polín
Este juego es recordado por el extraordinario duelo de lanzadores que tuvieron a raya a sus rivales al grado de extenderse a 11 episodios. Afortunadamente hubo un final feliz para los integrantes del seleccionado de Oliveros que triunfaron en forma sensacional con un jonrón de campo del parador en corto Apolinar Pulido Polín, quien hizo la gran carrera dejando en el campo a sus oponentes.
Luego de una cadena de ceros consecutivos recetados por los lanzadores de ambos conjuntos, Polín le conectó un batazo a Ramón Bragaña por encima de la cabeza del inicialista y logró darle la vuelta al cuadro ante la inmensa algarabía de sus seguidores. Las Estrellas de Oliveros lograban el triunfo en forma sensacional y Polín entraba a las páginas inolvidables de la pelota mexicana con su enorme demostración el 29 de agosto de 1939.
La hazaña del diminuto parador en corto fue mayúscula, ya que ese año no había dado ni daría cuadrangular en 57 partidos jugando para Tampico. Ese fue uno de los momentos más espectaculares y con carácter de inolvidable en los juegos estelares de la Liga Mexicana.
El primer robo de home
El 16 de septiembre de 1947 en el parque Delta de la capital jugaron la selección de extranjeros contra el seleccionado mexicano, imponiéndose los segundos por cinco carreras a dos en un partido de nueve entradas.
Luis Rodríguez Olmo era un center field que jugó sólo dos temporadas en la liga de verano, una con el México y Veracruz en 1947 y al año siguiente sólo con Veracruz, logrando un promedio de .301 milésimas. El de Arecibo, Puerto Rico, era un jugador vivaz, inteligente y lo demostró en ese mismo desafío. En la primera entrada el cubano Roberto Ortiz dio hit sencillo sobre los lanzamientos de Daniel La Coyota Ríos. Luego vino el turno de Rodríguez Olmo, quien se enredó con la esférica para un batazo de tres bases impulsando a Ortiz.
El nativo de Puerto Rico estaba en tercera. Los mexicanos todavía no digerían el descomunal batazo que trajo la carrera de la quiniela, cuando sorpresivamente Rodríguez Olmo se desprendió desde la tercera base como un verdadero gamo, sus rivales reaccionaron muy tarde y el puertorriqueño consiguió un espectacular robo de home, sorprendiendo al club mexicano.
El jonrón de La Mala
El tres de agosto de 1954 se enfrentó la selección de mexicanos contra la selección de extranjeros en el legendario parque Cuauhtémoc de la sultana del norte.
Ahí se dio una extraordinaria cátedra de pitcheo a cargo de los mexicanos Tomás Arroyo, José Indio Peraza, Guillermo Memo López y Marcelino Solís. De parte de los extranjeros lo hicieron Ernesto Chico Morillas, Rogelio Limonar Martínez y Humberto García.
El partido ya iba en la parte baja de la décima entrada con un empate a cero carreras, cuando el ídolo de las multitudes regiomontanas Epitacio La Mala Torres tomó su turno al bat ante los lanzamientos del cubano Humberto García. Este era un formidable lanzador que jugó dos años en la liga con Yucatán. Ese año lanzó 20 juegos logrando el cetro de efectividad con 2.29.
La Mala Torres no podía quedar mal ante sus seguidores que lo apoyaban y al segundo lanzamiento de García conectó un sólido estacazo por todo el jardín derecho.
Parecía que las gradas se derrumbaban ante el estruendo emitido por los aficionados regiomontanos, viendo cómo se perdía la esférica se perdió tras la barda del viejo parque de la Calzada Victoria. Fue un inolvidable jonrón que le puso fin al maravilloso duelo de ceros entre ambas escuadras.
Las tres victorias de Román Ramos
Lograr una victoria en un juego regular a veces es difícil de conseguir, pero hacerlo en un Juego de Estrellas tiene un mayor significado. Y si ganar un clásico estelar encierra una gran importancia, imagínese lo que significa ganar tres partidos consecutivos de esta índole tal como lo hiciera Román Ramos. El veracruzano se consagró en los Juegos de Estrellas entre Mexicanos contra Extranjeros al ganar los juegos correspondientes a 1956, 1957 y 1958, siendo parte del Aguila y Poza Rica.
Brilla Héctor Espino
El debut del formidable Héctor Espino en estas lides fue algo espectacular, deslumbrante, frente al público capitalino que se diera cita en el parque del Seguro Social el 25 de julio de 1962 ante el seleccionado de extranjeros.
Espino tuvo una jornada perfecta al irse de 3-3 con un triple y par de sencillos, así como cinco carreras impulsadas para conducir a los mexicanos a un importante triunfo de 13 carreras a 8.
El jonrón de Armando Lara
Otra hazaña inolvidable en los Juegos de Estrellas se dio el 30 de junio de 1976 en el parque del Seguro Social.
La victoria favorecía a la Zona Norte en las primeras entradas, pero la Sur se fue recuperando hasta empatar en la quinta entrada con un jonrón de Luis Alcaraz.
El juego llegó empatado a la novena entrada (6-6), sin out, cuando entró a batear de emergente el veracruzano Armando Lara, un joven de 24 años, quien se enfrentó al zurdo Francisco Martínez de los Sultanes, quien había entrado a lanzar precisamente en ese episodio.
Lara vestía la franela de los Tigres y no se distinguía precisamente por ser un bateador poderoso. Todo mundo creyó que sería el primer out del inning y que veríamos entradas extras, pero el destino caprichoso que marca los imponderables del béisbol tenía preparado algo diferente.
El zurdo vino con un slider un poco abierto. Lara hizo un swing poderoso, contundente, sacando la esférica del parque por el jardín izquierdo ante la sorpresa y el regocijo de todos los presentes. Los sureños ganaban el encuentro en forma espectacular y el jonrón del joven pelotero felino pasaba a la posteridad como una de las máximas hazañas de los juegos estelares del circuito veraniego.